La nueva ley de protección animal
Se ha hablado largo y tendido sobre la nueva ley de protección animal con entrada en vigor a principios de este nuevo año. Sin embargo, según el medio donde te informes sobre esta encontrarás información sesgada acorde a los ideales del diario, cadena de televisión, foro, etc.
Lo primero que puede pensar alguien en su sano juicio es: ¿cómo puede ser que hasta ahora no hubiese una ley que aceptase que los animales hacen justicia a su naturaleza de ser vivo y fuesen tratados como cosas, como algo inanimado? Estimado lector, esta ley sigue sin hacerlo por completo.
Hay que aceptar que no toda la población mantiene el mismo grado de interés por el bienestar de los animales. Piensa en tu entorno y salvo raras excepciones, siempre habrá alguien cuya preocupación se encuentre en otros ámbitos de la vida. Los ideales de este grupo de personas también se encuentra representado en el gobierno y es por ello que no a todo el mundo le interesa que esta ley o algunas más tajantes salgan adelante.
Lamentablemente, el bienestar de los animales se ha convertido en un arma política y mediática orientada a enfrentar a la población. Al igual que ha ocurrido con el debate de los pro-vacunas y negacionistas, toda medida es discutida y todo consenso gubernamental ha pasado previamente por una pila de filtros de tira y afloja hasta llegar a un punto intermedio. Esta ley de protección animal es ese punto intermedio.
La mediatización del animalismo ha sido usado como arma política cuando los derechos de los animales y su bienestar no debería estar representado ni por la izquierda ni por la derecha, sino por la población en general.
Como cualquier guerra de opiniones, se extiende a lo largo de todos los niveles sociales y está fuertemente alimentada por los medios. Medios centrados única y exclusivamente en hacer daño político a pesar de tergiversar la verdad. Titulares como este tan solo buscan el clic fácil y que tu cuñado en Nochebuena te diga advierta de que si te comas una gamba vas a ir a la cárcel.
Esta ley de protección animal es una ley tremendamente centrista, para no dañar el ego ni los intereses propios de ninguna de las partes del bipartidismo. Por suerte, hay avances en muchos aspectos como la regulación de la cría de animales, el endurecimiento de castigos para frenar el abandono y el maltrato o la desatención prolongada.
Sin embargo, queda mucho por trabajar y no se contemplan la tauromaquia y otros aspectos como los animales de tira y el empleo de animales en fiestas los cuales se mencionan pero para enmarcar regulaciones más propias de una mente lógica: “ponle agua al caballo que sino se muere”.
Por otra parte, los animales destinados a la producción pasan desapercibidos para la nueva ley, más allá de alguna puntualización sobre su transporte y el sacrificio. También quedan fuera los animales utilizados en la experimentación, los cuales se rigen por su normativa específica vigente hasta ahora.
En resumen, como puedes apreciar es un pequeño paso de los mil que nos quedan por dar con respecto al bienestar de los animales.